Hace unas semanas, la cuenta de Twitter en inglés del Valencia C.F se hizo viral por la publicación de una serie de tweets “bochornosos” en los que, entre otras lindeces, se subió un gif de un rinoceronte evacuando o una serie de memes que no venían absolutamente nada al caso. Unos hechos que escandalizaron a la afición valencianista y que fueron motivo de burla, no sin razón, de diferentes aficiones del resto de España, hasta el punto, que diferentes cuentas oficiales de grandes clubes europeos como el AS Roma, el Borussia Dortmund o el Bayer Leverkusen ridiculizaron algunos de los tweets que había lanzado el “misteriosos” Community Manager de la cuenta en inglés del club ché.

Más allá del bochorno internacional que sufrimos todos los valencianistas, por que grandes clubes europeos nos pusiesen la cara roja por las malas prácticas en el social media del club, el problema de las redes sociales del Valencia CF va mucho más allá.

¿Hay algo peor que ser el mono de feria del futbol europeo en redes sociales? Si, no valorar el momento en el que está el club cayendo en las publicaciones infantiloides, el falso positivismo “misterwondurfuliano”, continuar con las publicaciones de venta de productos de merchandising y no variar ni un ápice el tono o el contenido de los mensajes siendo absolutamente inamovibles sin importar el contexto.

¿Os imagináis a una empresa que está sufriendo una crisis de reputación y el Community Manager no cambia un ápice la estrategia comunicativa establecida con anterioridad a una crisis? Yo no, y eso es lo que está ocurriendo en el Valencia C.F

El resultado de este inmovilismo comunicativo es el profundo rechazo y las continuas críticas que está recibiendo el club en redes sociales.

Un ejemplo: el lanzamiento a bombo y platillo de la nueva colección del centenario el día siguiente a caer eliminados de la Champions League.

Otro ejemplo: la publicación de imágenes con mensajes positivos tras caer eliminados de la misma competición.

¿Hasta dónde va a llegar esto?