Algunas de las principales preguntas que partidos, instituciones públicas y las personas que lideran ambas entidades se tienen que hacer antes de abrir una cuenta en una red social, por muy de moda que esté, es ¿Tengo recursos humanos/temporales para llevarla? ¿Está mi público objetivo en esta red social? ¿Conozco los códigos comunicativos y las reglas comunicativas de esa red social para sacarle el máximo provecho?
Una vez nos preguntemos y respondamos, estas tres preguntas, sólo se debe de seguir adelante con el plan establecido si la respuesta es afirmativa en los tres casos, ya que solo así nuestra presencia digital ya que solo así nuestra presencia digital será eficiente.
En estos días, aunque la aplicación nació en 2016 bajo otro nombre, y no fue hasta 2018 cuando tomó la denominación actual y empezó a ser usada en todo el mundo de manera masiva, la novedad dentro del amplio abanico de redes sociales en las que se debería de considerar tener una presencia digital actualizada es Tik Tok. Una herramienta en la que, a priori, puede parecer sólo una herramienta para hacer bailecitos y compartir recetas de cocina, pero las posibilidades que te da esta plataforma son mucho más amplias.
Esta primera impresión errónea que muchas personas, también aquellas con responsabilidades políticas e institucionales, tienen de Tik Tok, hace que la mayoría de ellas, sobre todo aquellas que son más proclives al conservadurismo comunicativo, sean reacias a crearse un perfil en esta red social y empiecen a generar contenido de calidad.
Llegados a este punto, curiosamente, me gustaría destacar que suelen ser este tipo de perfiles políticos los que tienen una mayor dificultad de conectar política y comunicativamente con los sectores más jóvenes de la población aquellos que ¡SORPRESA! son el público mayoritario de esta red social, ya que según datos de Qustodio, de los 8.8 millones de usuarios activos en España, el 41% de las personas usuarias tienen entre 16 y 25 años.
Más allá de este sesgo demográfico que define las personas usuarias de esta red social, algo fundamental que hay que tener en cuenta antes de preparar nuestra presencia en ella, conviene también remarcar la importancia de entender, adaptarse y participar en las nuevas formas de comunicación política que el mundo digital nos otorga día a día. Estas tendencias, que están en constante evolución, nos permiten generar un nuevo relato comunicativo actualizado, dinámico y a la vanguardia comunicativamente hablando. Renunciar, siempre que se tenga capacidad y se cumplan los requisitos anteriormente citados, a estar en determinada red social, es desaprovechar grandes oportunidades de alto valor para poder hacer llegar nuestro mensaje a los públicos objetivos que hayamos determinado.
Y es que Tik Tok, al igual que en su día fueron Instagram, Twitter, Facebook, etc, supone una revolución total de los contenidos digitales y de las formas de comunicación directa en general, y también dentro de la comunicación política e institucional.
Para poder realizar contenidos que se adapten a las formas comunicativas de esta red social, hemos de tener claro que los objetivos que un político o política han de tener para inmiscuirse en esta red social tienen que ser:
– Aumentar visibilidad y grado de conocimiento, sobre todo con el sector más joven de la población.
– Humanizar a la persona que hay detrás de un cargo político o público.
– Mostrarse como una persona actual y dinámica, ya no simplemente por el hecho de estar, si no por el hecho de comunicar bajo los mismos criterios y siguiendo las mismas tendencias que el resto de ‘tiktokers’
– Empatizar con las personas usuarias a través de gustos personales, tanto a nivel musical, como de diferentes elementos emocionales que puedan aparecer en los vídeos.
En definitiva, teniendo en cuenta la hiperconectividad y la constante actualización de las tendencias comunicativas que hay en nuestra sociedad, también en la política, optar por ser audaces y atrevidos en nuestra comunicación digital es una apuesta de mayor valor que el conservadurismo y el inmovilismo predominante en algunos sectores políticos.